NUEVA YORK (Reuters Health) - Los niños autistas tienden a ser muy delicados para comer, pero un nuevo estudio sugirió que eso no alteraría su crecimiento.
Un equipo que siguió a 79 niños británicos con desórdenes del espectro autista (DEA) y a casi 13.000 sin ese problema hasta los 7 años de edad, reveló que aunque los primeros tendían a ser selectivos con la comida, según sus padres, comían la misma cantidad de calorías y nutrientes que los niños sin autismo.
Tampoco hubo diferencia en el peso y la estatura de ambos grupos, publicó Pediatrics.
"Estos resultados confirman que, en general, los padres de niños con síntomas de DEA no deben preocuparse de que sus hijos tendrán un mal desarrollo", dijo la doctora Pauline Emmett, investigadora de la University of Bristol, en el Reino Unido.
Pero recomendó conversar con el médico y solicitar una derivación a un nutricionista si necesitan más asesoramiento.
Los DEA son un conjunto de trastornos del desarrollo que reducen la capacidad de comunicarse y relacionarse.
Van desde casos graves de autismo "clásico" hasta el síndrome de Asperger, un trastorno que afecta la socialización y la comprensión de las sutilezas de la comunicación, como el lenguaje corporal o el tono de voz, en personas con inteligencia y habilidades verbales normales.
Los niños con DEA suelen tener patrones alimentarios inusuales o sólo comen algunos alimentos, en parte por la aversión generalizada a nuevas experiencias y las conductas repetitivas que caracterizan a esos trastornos.
El equipo de Emmett usó datos de un seguimiento de la salud de casi 14.000 niños en el Reino Unido a partir del nacimiento, entre 1991 y 1992. A 79 de los niños se les había diagnosticado DEA, incluidos 30 con autismo clásico y 23 con Asperger.
El resto tenía autismo "atípico", que comparte características con el "clásico", pero es más leve.
Los niños con DEA tenían una dieta menos variada que el resto, según las respuestas de sus padres a un cuestionario alimentario cuando sus hijos tenían 6 meses, 15 meses y 2, 3 y 4 años.
A los 4 años, por ejemplo, el 37 por ciento de los niños con DEA "seleccionaban demasiado" la comida en el plato, a diferencia del 14 por ciento de los niños sin esos trastornos. Los niños con autismo clásico tenían dietas no tan variadas como los niños con otros tipos de DEA.
Aun así, la cantidad de calorías, proteína, grasa y carbohidratos que consumían era la misma. Y, si bien los niños con DEA comían menos frutas y verduras que el resto, también bebían menos gaseosa y comían menos dulces.
Tampoco hubo diferencia en la altura, peso, índice de masa corporal, o niveles de hierro en sangre, entre ambos grupos.
Las disparidades alimentarias fueron dos: los niños con DEA ingerían menos vitamina C, quizás porque comían menos frutas y verduras, y menos vitamina D, que proviene de los lácteos fortificados y del pescado.
Aun así, esas diferencias "no eran tan importantes como para afectar la salud de los niños", dijo Emmett, que agregó que es posible que algunos niños con DEA tengan deficiencia de vitamina C o D.
FUENTE: Pediatrics, online 19 de julio del 2010.
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