lunes, 17 de enero de 2011
La discapacidad y el reto de acceder a las nuevas tecnologías
Esta misma semana, el Cermi lanzaba, junto con una compañía telefónica, un estudio de 46 páginas sobre la accesibilidad de las personas con discapacidad a las llamadas TIC: tecnologías de la información y de la comunicación.
La conclusión, como en casi todos los temas sobre los que se llama la atención, es que es necesario mejorar.
La conclusión, la esperable en este tipo de situaciones. “Se necesita en particular estrategias para favorecer la inclusión digital de las personas con discapacidad, centradas en superar las barreras de acceso y en promover las competencias y la motivación, pues las personas con discapacidad siguen haciendo frente a muchas barreras para el uso de los productos y servicios TIC”, asegura el Cermi.
Un lugar en el que saben muy bien de qué va todo este tema es el colegio de educación especial San Antonio, en el que se presta educación a unos cien niños. Llevan años y años trabajando para que la tecnología sea una ayuda y no una barrera que agrande aún más la brecha comunicativa con las personas sin discapacidad.
Juan Luis Moreno es el secretario del centro y también logopeda, e intenta mejorar todo lo posible las herramientas comunicativas. El estudio se centra mucho en la adaptación audiovisual de las páginas web, tales como subtítulos, sonido, o la posibilidad de aumentar el tamaño de la letra. Pero, según explica este profesor del centro San Antonio, es más difícil con discapacitados motóricos. “Niños que tienen parálisis no pueden acceder a manejar los mandos de los ordenadores, ni el teclado, y hay que buscar las formas de que sí”, explica. Moreno defiende también la importancia de proporcionar este acceso. “Para muchos, es su manera de comunicarse con el mundo”, explica.
“Las medidas”, comenta este logopeda, “pueden ser de rehabilitación o de habilitación”. Las segundas son todas aquellas que “habilitan el entorno para que pueda acceder a la tecnología”. Las hay desde las más sencillas hasta las más complicadas. Y pocas de ellas son baratas.
Por ejemplo, Brahim, un niño de 11 años al que Juan Luis Moreno está enseñando a comunicarse, utiliza una ‘Springboard lite’, una tableta con pantalla táctil que cuesta 3.000 euros, y que pertenece al colegio. “Es un gran gasto para las familias. Si de verdad el niño necesita una ayuda de habilitación, el Imserso se la puede proporcionar”, explica. Pero no es fácil, porque hace falta que haya varios informes favorables antes de que se pague. “Es cierto que hay padres que igual quieren un ordenador, pero el niño no lo necesita”, comenta Moreno. Pero son ayudas importantes. “Un niño tiene que poder comunicarse en casa con sus padres, no sólo en el colegio”, subraya Moreno.
En el caso de Brahim, que tiene once años, sí que consiguió esa ayuda de manos de la administración estatal. Por eso, el ‘Springboard lite’ que usa es el suyo propio, configurado para él mismo, porque además del soporte, necesita algo que le haga funcionar.
En este caso, es el llamado SPC, un sistema de pictogramas. “Este aparato es de lo más avanzado, empiezan con tarjetas. Al principio, les pongo un objeto real, y después un dibujo que lo representa. Por ejemplo, si seleccionan el disquet, que tiene debajo dibujado un ordenador en una tarjeta, es que vamos a ir a utilizarlo”, explica Moreno. Pero Brahim ya ha avanzado muchísimo más que eso, y ahora utiliza una pantalla táctil que va derivando. Tiene una pantalla principal, y de ahí se puede ir a otras más específicas.
Tal y como ya ha anunciado este logopeda del centro de educación especial San Antonio, Brahim se desenvuelve a la perfección. Toca con su dedo un once, y se oye por el altavoz: “Tengo 11 años”. Toca otro y se oye: “¿Cuántos años tienes?”. “¿Qué has desayunado?”, le pregunta Juan Luis. “Zumo”, responde Brahim gracias a su tableta.
Cada niño, diferente
Este es uno de los ejemplos más sorprendentes de lo que pueden conseguir las personas con discapacidad si acceden a las tecnologías adecuadas, pero que lo hagan dependen de muchos factores. “Lo primero, cuando entra un niño nuevo, es que nos juntemos los educadores y hagamos una valoración”. El equipo que participa en las tareas es interdisciplinar: logopeda, fisioterapeuta, maestro, etc. Pero muchas veces, cuenta el secretario del colegio, es cuestión de probar: “A veces crees que un niño se va a manejar con una ayuda y la rechaza de plano; hay que buscarle otra”.
Por eso, en el almacén siempre hay herramientas de lo más variopintas, desde las que hicieron diez años antes, hasta las más modernas. Lo más avanzado, un aparato llamado ‘Iriscom’, desarrollado en San Sebastián hace poco más de dos años y que cuesta nueve mil euros. “Y, muchas veces, también están las licencias de software, que cuestan lo suyo”.
Además de esto, hay que tener el ritmo de aprendizaje del niño. Unos pueden llegar a un nivel de comunicación más avanzado que otros, y unos evolucionan más rápido que otros. “El objetivo es que sean capaces de comunicarse. Por eso hacemos ejercicios prácticos, como acompañarles al supermercado y que ellos mismos puedan hacer la compra.
Según explica el informe, la normativa española, que se redactó en el año 2003 y ha sufrido varias modificaciones a través de reales decretos, garantiza el derecho de las personas con discapacidad a las TIC. Pero, en la práctica, muchas páginas no están adaptadas y, en la práctica, las soluciones técnicas suelen ser complejas.
Lo que se trata de aprovechar es aquellos movimientos que el niño pueda hacer, por ejemplo. “Es muy importante, en este aspecto, que un fisio examine al niño e intercambiemos información, para saber cuál es su postura correcta”, comenta Juan Luis Moreno.
Diferentes ayudas técnicas
Reutilizar lo que existe: Muchas veces, darle un uso no ideado hasta ahora a una herramienta que ya existe es lo más útil. Eso es lo que en el centro de educación especial San Antonio hacen con las trackball, esos ratones que son una simple bola que se mueve, como si fuera un ratón de los antiguos sin la carcasa. Es muy útil para personas que tienen una leve discapacidad motórica que les impide coger un ratón pero les permite mover bien el brazo. Otro ejemplo de ayuda técnica para acceder a las nuevas tecnologías que ya existe son las PDA, pequeñas terminales informáticas con pantalla táctil. En este caso, la solución es tan sencilla como incluir un software específico con, por ejemplo, los pictogramas, o con cualquier otra funcionalidad, como una lupa que permita ampliar el tamaño de una zona de la pantalla en el caso de personas que aún conservan un pequeño resto visual.
Buscar lo sencillo o lo casero: Una de las primeras opciones que se tomaron en San Antonio fue la fabricación casera de los aparatos que necesitaban, gracias a profesores manitas que se dedicaban a ello. Un ejemplo es este pulsador, que permite hacer ‘click’ en el ratón sin la necesidad de afinar tanto; por ejemplo, para una persona que no controle tan finamente el movimiento, puede servirle. Con una clavija se enchufa al ratón, y así se puede hacer esto. El complemento perfecto para estas personas que presentan temblores es un teclado, esta vez no casero, sino comprado directamente, en el que las teclas están ‘hundidas’, encajonadas, de manera que aunque cueste más pulsar una letra, se evita pulsar las que hay al lado. El pulsador de la foto, en concreto, es uno de los más antiguos del centro. “Los tenemos de todas las formas, tamaños y colores, dependiendo del niño que vaya a utilizarlo”, comenta Juan Luis Moreno.
La sofisticación Sistemas que con mover la cabeza o los ojos manejan el ordenador: Además del ‘Springboard’, la pantalla táctil para poder comunicarse por medio de pictogramas, existen otros medios para superar la barrera de la accesibilidad a las nuevas tecnologías. Quizá una de las más avanzadas sea el ‘Iriscom’, diseñado en San Sebastián hace poco más de dos años. En realidad no es más que la adaptación de tecnología ya existente, y de un sensor capaz de reconocer el movimiento de los ojos. “Es el mínimo movimiento que se puede hacer”, explica Moreno. La sofisticación va paralela al precio, que es de unos 9.000 euros (con instalación y servicio técnico incluidos), a lo que hay que añadir el precio del ordenador. No es más que un periférico para instalar en un PC, que permite controlar el ratón del ordenador con los ojos, incluso hacer click pestañeando. Algo menos complicado es otro sistema que permite, moviendo la cabeza, registrar el movimiento y controlar el puntero. La gama de este tipo de controles es amplia, e incluso existen aparatos que permiten manejar el ordenador con soplidos; todo va en función de las capacidades motoras del usuario.
Etiquetas:
Discapacidad,
Tic
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