En noviembre de 2010 el Defensor del Menor de Andalucia presentaba en el Parlamento Autonómico un interesante informe sobre los Centros de Educación especial, que recogía datos cuantitativos, analizaba sus virtudes y carencias, recopilaba opiniones en primera persona y ofrecía unas propuestas de mejora. La Jornada celebrada el pasado 26 de mayo en Huelva pretendía difundir públicamente el contenido de este documento y someterlo a debate y reflexión por los diferentes agentes (administración educativa, movimiento asociativo, profesionales…).
En este Encuentro se han intercambiado opiniones sobre la atención del alumnado en los centros de educación especial, se han analizado los datos, se han recogido experiencias y propuestas de la propia comunidad y de otros contextos… Todo ello con la idea de avanzar en la respuesta al alumnado más vulnerable del sistema escolar y con mayores necesidades de apoyo educativo, para que también puedan disfrutar de una vida inclusiva.

La apuesta por el modelo de educación inclusiva es clara y, sin duda, exige avanzar en el modelo de centros, avanzar hacia centros inclusivos, aulas inclusivas, profesorado con actitudes inclusivas, practicas inclusivas… Todo un reto tanto para los centros ordinarios como para los denominados centros de educación especial. A todos corresponde:

• Sensibilizar a todos los agentes sociales hacia un modelo de inclusión.
• Ser referentes inclusivos, en nuestras creencias y en nuestras prácticas.
• Crear redes de coordinación y colaboración entre centros y entre profesionales.
• Dar a conocer buenas prácticas y compartir conocimiento.
Los presentes en la jornada estaban de acuerdo en que para lograr una escuela inclusiva se precisa un claro liderazgo y unas políticas claramente definidas por las administraciones educativas que permitan avanzar en un nuevo modelo de funcionamiento de los centros de educación especial. Por otro lado, se hace necesario, en un entorno progresivamente inclusivo, definir el perfil de un colegio de educación especial.
Avanzar en inclusión implica un proceso de mejora. Es necesario traspasar los muros de cada centro, educar en competencias para la vida, hacerse presente en la sociedad, actualizar permanentemente el conocimiento de los profesionales, diseñar proyectos educativos inclusivos, compartir buenas prácticas… Asimismo, el respaldo y reconocimiento de la Administración es imprescindible.

Sin duda, el encuentro fue intenso en contenido, en tiempo, en análisis, en debate. Se dio la voz a profesionales, a familias, a personas con discapacidad, a la administración… y se encontraron claves de consenso. Es evidente que hay que transformar las cosas y hay que comenzar ya, no hay tiempo que perder, el futuro de muchas personas depende de ello.
Para más información consultar la página del defensor del menor de Andalucía www.defensordelmenor-and.es
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