Lo que Mel Ainscow propone es una revolución en los sistemas educativos. Experto en educación inclusiva, ha trabajado durante 3 años en la iniciativa Great Manchester Challenge, donde han participado más de mil colegios y una decena de autoridades locales. El proyecto consistía en impulsar sistemas de enseñanza diseñados para incluir a todo el alumnado, tanto a los niños más exitosos como a aquellos con problemas de aprendizaje o discapacidad, y su experiencia ha demostrado que estos métodos no solo favorecen a los niños y niñas desaventajados, también a los que sacan mejores notas. Mel Ainscow estuvo en la Universidad de Deusto el pasado 23 de noviembre para hablar de la equidad en la educación.
¿Qué significa educación inclusiva?
He trabajado durante muchos años sobre cómo desarrollar la educación inclusiva, y tengo una posición propia sobre lo que significa. Para mi no trata acerca de la integración de un grupo concreto de niños, consiste en la reforma de todo el sistema educativo. Lo que tenemos que hacer es crear una escuela que esté genuinamente organizada para responder a todos sus alumnos. En estos momentos eso es algo muy importante porque en Europa hay mucha movilidad de población, y en las escuelas cada vez hay más diversidad, en términos de idiomas y culturas, y por supuesto no podemos olvidar a los niños y niñas con discapacidad. La inclusión ha pasado de estar en un extremo del sistema educativo a ser un reto central en cualquier país del mundo, algo que se refleja en el programa Educación para Todos de la Unión Europea.
En los países pobres, el foco está en construir escuelas, dar materiales y formar a profesores porque hay 17 millones de niños que no tienen una escuela donde ir. Pero en países ricos como España o el Reino Unido, donde tenemos suficientes escuelas y profesores, el sistema sigue fallando en muchos sentidos.
"El sistema no está diseñado para responder a la complejidad de la educación del siglo XXI"
¿Qué resultados habéis obtenido con el programa Great Manchester Challenge?
Hemos visto un progreso muy significativo a lo largo de estos tres años y se pueden sacar muchas lecciones de esta experiencia. A grandes rasgos, lo que hemos aprendido es que dentro de los sistemas educativos hay más capacidad para responder a la diversidad de la que se está utilizando ahora mismo. La estrategia que adoptamos fue crear redes que permitan movilizar la experiencia entre escuelas. Cogimos las escuelas con más éxito y las usamos como recurso para otros centros. A través de esta experiencia ocurrió algo muy interesante, nos dimos cuenta que las escuelas fuertes pueden ayudar a aquellas con más problemas a conseguir mejoras rápidamente, pero también observamos que mientras realizaban este trabajo, las escuelas de éxito mejoraban sus propias prácticas. Es una estrategia que requiere de un nuevo tipo de coordinación. Los directores han de tomar un rol de líderes en este sistema, y también requiere que las administraciones locales, en lugar de dedicarse a la gestión de los centros, tomen el rol de facilitar las interconexiones entre las escuelas. Lo que sabemos a partir de nuestra experiencia es que si podemos hacer un sistema educativo más inclusivo, esto beneficiará a todos los niños, esa es la revolución de la que estamos hablando.
¿Y cómo se lleva a cabo? ¿puedes explicar un ejemplo concreto?
Esta mañana en el seminario he mostrado un vídeo de una escuela de primaria de Manchester. Es un ejemplo muy bueno porque es un centro con alumnado muy diverso, niños de familias que no hablan inglés, de muchas partes del mundo, y también con un número muy significativo de alumnos con discapacidad. La escuela acoge a todos los niños y niñas, de hecho hace de ello su lema, y lo que es inspirador es que han demostrado que es posible ser a la vez inclusivo y muy efectivo para la totalidad de los alumnos, porque consiguen resultados realmente buenos en nuestros tests nacionales. En Inglaterra testeamos a los alumnos todo el tiempo, y esta escuela lo hace muy bien. Por supuesto todas las familias quieren que sus hijos estudien allí.
¿Cómo lo han conseguido?
En esencia, lo que esta escuela ha hecho a lo largo de los años, porque no es algo que puedas conseguir en un mes o en un curso, es poner un gran énfasis en el trabajo en equipo. Los profesores se apoyan unos a otros, la escuela trabaja con las familias, con profesionales de apoyo especial, y sobre todo, los alumnos se apoyan unos a otros. Entonces lo que tienes es una institución social donde la colaboración mutua es esencial, y eso lo que estimula es un montón de creatividad e innovación porque cuando la gente habla y cuando trabaja de forma muy cercana, aprenden unos de otros. En el mundo empresarial se habla muchas veces de organizaciones de aprendizaje y las escuelas deberían ser eso, no solo para los niños, también para las familias y la comunidad del entorno. Esa es la visión que debería conducirnos hacia la transformación del sistema educativo. Pero eso no pasa por casualidad, tiene que estar coordinado y estimulado.
"En Euskadi y Catalunya hay avances muy positivos en educación inclusiva"
¿Qué papel tiene ahí la comunidad, el vecindario?
Hemos aprendido que aunque lo que pasa dentro de las clases tiene mucha importancia, también hay una serie de factores fuera de los centros que afectan al aprendizaje de los estudiantes. Obviamente, la familia, pero también el entorno. Yo estoy especialmente interesado en niños y niñas con orígenes desfavorecidos. Algunos son de familias inmigrantes, pero no todos. De hecho en Inglaterra probablemente los grupos más vulnerables son las familias blancas pobres. Les llamamos clase trabajadora pero muchas veces ningún miembro tiene trabajo. Para conseguir el progreso de estos niños, no solo en términos de evaluaciones, también en cuestión de ampliar sus oportunidades en la vida, necesitamos la implicación de las empresas, las universidades, las asociaciones de barrio,... Así que una de las cosas que tenemos que trabajar es cómo las escuelas pueden participar de forma más amplia en la vida de la comunidad. Claramente es un reto, porque requiere mucho tiempo.
Si se ha demostrado que el sistema inclusivo funciona, ¿por qué no se extiende? ¿qué barreras encontráis?
Hay muchas, pero para mi la más importante es que los gobiernos, cuando han querido mejorar la calidad de la educación en los últimos años, lo han hecho a partir de unas directrices muy estrechas. Se basan siempre en los sistemas de evaluación, y lo que pasa entonces es que dentro de la escuela los factores que miden estas evaluaciones e inspecciones se convierten en prioridad. Se limitan los curriculums educativos a los valores que entran dentro de esa evaluación. Es un sistema perverso porque muchas veces en ese rango queda fuera lo más importante. Creo que debemos tener una visión más amplia y más rica de lo que hemos de conseguir con los niños, y usar el poder de la evaluación para empujar el sistema hacia una dirección más inclusiva y más equitativa.
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