vía itasd
Sir Michael
Rutter es autor de más de quinientos artículos de investigación,
muchos de ellos sobre el autismo. Su trabajo abarca estudios epidemiológicos en
edades tempranas; estudios del autismo utilizando una amplia variedad de
técnicas y disciplinas científicas, incluyendo estudios del ADN y neuroimagen;
conexión entre investigación y práctica; deprivación; influencia de las
familias y escuelas; genética; trastornos de la lectura; factores biológicos y
sociales de protección y de riesgo; interacción entre factores biológicos y
sociales; estrés; estudios longitudinales, incluyendo experiencias y
condiciones de la infancia y de la vida adulta; continuidad y discontinuidad en
el desarrollo típico y atípico.
ENTREVISTA
DE BIENVENIDA
Gerardo Herrera, presidente de la
Fundación Adapta: Usted dirige el grupo de trabajo de Psiquiatría
Infanto-Juvenil para el CIE-11, al cargo de la definición del TEA en esa
clasificación. Personalmente, ¿prevé importantes diferencias entre las
definiciones de TEA del DSM-V y del CIE-11?
Sir Michael Rutter: Actualmente existen diferencias muy
importantes entre la propuesta del DSM-5 y la del CIE-11. En general, hay un
acuerdo amplio sobre los conceptos globales pero hay muchas dificultades con
respecto a los detalles. Estas surgen principalmente porque el DSM-V comienza
abordando los criterios de investigación antes que los conceptos, mientras que
la OMS sigue justo el proceso inverso. Es decir, el punto de partida para la
OMS es la conceptualización clínica y los criterios clínicos. En un punto
posterior, desde luego, han de desarrollarse los criterios de investigación,
pero esto viene en segundo lugar. Desde mi punto de vista, este es el camino
más adecuado.
GH: El TEA es actualmente un trastorno
que se define por la conducta de la persona. ¿Estamos muy lejos de contar con
marcadores biológicos que puedan ser utilizados para asistir al diagnóstico?
MR: Durante los últimos años ha habido mucho debate acerca
de los marcadores biológicos y también debate acerca de si éstos deberían
complementar o sustituir a las descripciones conductuales. En estos momentos no
existe ningún marcador biológico que pueda ser utilizado a nivel clínico.
GH: Hay algunas tecnologías emergentes
que facilitan la medición objetiva de la conducta (seguimiento de la mirada,
monitorización de respuestas fisiológicas, imágenes funcionales). ¿Cree que
estas u otras tecnologías similares jugarán un papel para apoyar a los expertos
clínicos en sus diagnósticos de autismo?
MR: Ciertamente, existen tecnologías emergentes que tienen
el potencial de poder asistir en el diagnóstico. Los hallazgos de Ami Klin con
las técnicas de seguimiento de la mirada pueden ser un ejemplo de ello y los
hallazgos de imágenes funcionales (como los del grupo de investigación
londinense dirigido por Mark Johnson) también tienen este potencial. Por el
momento, sin embargo, se trata de herramientas de investigación y hay que
recorrer cierto camino antes de que se encuentren disponibles para ser
utilizadas individualmente en la práctica clínica.
GH: Los números de la prevalencia de
TEA han ascendido de forma constante durante los últimos 10 años. ¿Cree usted
que este incremento se debe únicamente a los cambios en la sensibilidad clínica
y a la mayor concienciación sobre el autismo?
MR: El incremento en los datos de prevalencia de los TEA en
parte tiene que ver con una mejora en la sensibilidad clínica y en parte con
una ampliación del concepto diagnóstico. Sin embargo no está claro si,
independientemente de estos factores, también se ha producido un aumento de la
incidencia. Creo que es importante tener la mente abierta a esta posibilidad
porque, si se ha producido un verdadero aumento, la implicación podría ser que
exista algún factor no genético que esté jugando un papel –probablemente de
contribución, en la causa del TEA.
www.itasd.org |
GH: ¿Cómo pueden afectar los cambios
del DSM y CIE a los datos de prevalencia futura de los TEA?
MR: La propuesta actual del DSM-5 podría suponer una enorme
diferencia en las estimaciones de prevalencia de TEA. Los primeros estudios de
muestreo con la nueva definición realizados por Fred Volkmar y su grupo han
mostrado que la mayoría de los casos de alto funcionamiento (como el Síndrome
de Asperger) quedarían excluidos. Existe un artículo sobre esto que se encuentra
pendiente de publicación en el Journal of the American Academy of Child and
Adolescent Psychiatry. Espero que estos hallazgos lleven a un cambio de
propuesta para el DSM-V.
GH: Las tecnologías innovadoras se
están utilizando en una amplia variedad de formas para ayudar a las personas
con TEA. ¿Existe alguna tecnología en particular que haya encontrado
especialmente interesante en el ámbito de la investigación?
MR: No tengo experiencia personal en el uso de tecnologías
como parte del tratamiento. Esto se debe a que actualmente estoy poco
involucrado en el ámbito de la intervención en general. Sin embargo, me
impresionan los resultados preliminares que muestran cómo los robots pueden
servir de ayuda. Para las personas con autismo, los robots son suficientemente
diferentes de los humanos, de manera que pueden responder a ellos como si
fuesen un objeto interesante en vez de entenderlo como una interacción social
en vivo. Por otro lado, las similitudes existentes entre los robots mejor
diseñados y la interacción humana, puede hacer que el aprendizaje involucrado
en la interacción con los robots llegue a generalizarse a la interacción con
las personas. Hasta donde yo conozco, los resultados de la investigación en
este ámbito se encuentran en un estado preliminar pero parece muy prometedor.
GH: ¿De qué formas cree que se podría
utilizar la tecnología en la investigación y práctica del futuro?
MR: El uso de las tecnologías con el autismo se encuentra en
un estado muy preliminar y es difícil predecir cómo se desarrollarán las cosas
en el futuro. No obstante, los hallazgos preliminares que sugieren que las
técnicas de imágenes cerebrales pueden mostrar características que indiquen
autismo en edades tan tempranas como los 12-18 meses sugiere que, posiblemente,
permitan realizar el diagnóstico en una edad más temprana a la que es
actualmente posible en la mayoría de los casos. La investigación en esta área
es definitivamente una prioridad pero todavía hay que ver hasta qué punto esto
puede ser traducido en algo que se pueda utilizar a nivel clínico. Lo mismo
ocurre con el uso de los robots como medio terapéutico.
GH: Muchas gracias por aceptar nuestra
invitación para participar en la Conferencia ITASD. Será un gran honor contar
con su presencia. ¡Nos vemos en Valencia en Julio de 2012!
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